
Una semana de intensas lluvias que hizo recordar los inviernos de hace más de una década en Chile, con temporales, mucha lluvia y acumulación de nieve en la cordillera. Imágenes de agricultores aliviados y gente jugando con nieve en distintas partes del país recorrieron los noticieros. ¿Pero es suficiente para pensar que el déficit hídrico y la evidente sequía de algunos sectores del país ha sido superada?
Jorge Gironás, académico del Departamento de Ingeniería Hidráulica y ambiental de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastre, CIGIDEN, conversó con 24 horas y fue enfático: “El último sistema frontal significa cierto alivio a las presiones hídricas en ciertas zonas del país pero no es el fin del déficit de lluvias”.
De acuerdo al experto, el mensaje final tras estas necesarias lluvias y nieve de estas últimas semanas, es que debemos seguir buscando fórmulas para estar mejor preparados frente a situaciones de estrés hídrico. “No estamos 100% recuperados del déficit y menos el futuro hídrico del país”, afirma el experto UC.
Ciclo de sequía
Afirmar que un ciclo de sequía se acabó, no es simple y requiere de una visión retrospectiva, “Se debe revisar un periodo de tiempo bastante largo y calcular la cantidad de precipitación promedio en los últimos 30 años, como sugiere la Organización Meteorológica Mundial. En Chile, específicamente, los últimos 13 años han sido de evidente déficit hídrico, por lo tanto, podemos afirmar que lo que nos está pasando es algo estructural”, complementa Gironás.
Para contar con agua disponible para las necesidades de una sociedad, se necesita contar una entrada de agua que llega al sistema (precipitaciones) y de almacenamiento (nieve, embalses y agua subterránea, etc.). Por lo tanto, dice el investigador, para enfrentar una situación como la actual donde las precipitaciones tienden a ir a la baja es indispensable reducir nuestros consumos y aumentar y preservar nuestros almacenamientos a los que podemos recurrir en situaciones críticas.
“Manejar mejor la demanda, incluye reducir el consumo aunque sea con medidas a pequeña escala y impacto acotado, que poco a poco sean significativos para la población, como en áreas verdes y en domicilios. También es necesario, mejorar la eficiencia en almacenamiento en aguas subterráneas, que es un gran estanque de agua al que podemos recurrir, preocupándonos que el agua se infiltre, además de invertir en infraestructura como embalses, por ejemplo”, explica Jorge Gironás, en canal 24 horas.
Eficiencia y planificación hídrica
Se trata de muchas soluciones que deben ser implementadas de manera paralela, dice el especialista, en momentos críticos de escasez de lluvias. “La eficiencia es el primer paso de la solución, dice el ingeniero UC, pero debe estar conectada con la sustentabilidad, la planificación y la gestión del uso del recurso hídrico”.
Con respecto a la acumulación de nieve en la cordillera, el profesor Gironás señala que si bien es clave que en invierno caiga nieve y que las bajas temperaturas permitan que ésta se almacene, esa reserva de agua no es permanente. Es más, agrega, si existen eventos de precipitaciones con altas temperaturas, la nieve se derretirá rápidamente, provocando la activación de la quebrada y transformándose en una amenaza. “Por lo tanto, debemos estar atentos a su evolución”, afirma.