“Los principales objetivos del desarrollo de herramientas que permitan alertar sobre un tsunami, es salvar vidas y entregar información para la correcta toma de decisiones como evacuar o diseñar infraestructura”, explicó Patricio Catalán, investigador de la línea 2 de CIGIDEN “Amenazas por procesos de aguas superficiales” y profesor titular del Departamento de Obras Civiles de la Universidad Federico Santa María.
El experto fue parte de un encuentro online organizado por la USM, llamado “Estimación de inundación por tsunami: estado actual y futuro”. Durante su presentación, el investigador explicó qué es un tsunami, su fases y por qué es importante evaluar constantemente el riesgo de tsunami para que las localidades que se podrían ver afectadas, estén mejor preparadas. En este sentido, advirtió la necesidad de diseñar mapas de riesgo más complejos que puedan cuantificar más de una sola amenaza y la necesidad de trabajar en simulaciones de tsunamis con diferentes posibilidades de inundación y desastre.
También afirmó que la memoria es una herramienta vital para diseñar estrategias para la sobrevivencia, ya que “existe un componente social que se refiere a la experiencia de las personas y comunidades que ya han vivido estos fenómenos y procesos durante su historia”. Por lo tanto, agregó el investigador CIGIDEN, “habría que incorporar este conocimiento en el desarrollo de procesos estructurales, junto con la planificación urbana y el conocimiento científico en un plan sostenible”.
¿Cómo caracterizar un próximo terremoto y tsunami?
“El cuándo y dónde nadie lo sabe, ya que aún no está esa capacidad predictiva y por eso el foco ha sido prepararnos en todas las localidades costeras posibles”, señaló el científico. A juicio de Catalán los avances en el área de las estimaciones de inundación por tsunami son vitales, y recordó que en los años 90 se trabajaba únicamente con el valor de la magnitud de los terremotos más grandes – que se habían presentado a lo largo de la historia en cada ciudad–, para estimar los daños por tsunami.
“Esto generaba un una visión incompleta del fenómeno, asegura el experto de la USM, puesto que el terremoto solo nos dice una parte del tsunami. “Dos terremotos de magnitud similar, pueden tener una distribución diferente”, como fue el caso de Pisuagua en 2014 con una magnitud 8,3 y el Maule en 2010 con una magnitud 8,1, ya que los efectos de un sismo dependen de cómo y dónde se mueva la corteza terrestre”, explica Patricio Catalán.
Escala “intereventos” e “intraeventos”
Asimismo, el experto en tsunamis de CIGIDEN propone trabajar con dos tipos de escalas y ámbitos para la estimación de tsunamis. La primera es una escala “intereventos”, es decir, entre terremotos que se capaz de caracterizar la probabilidad de que ocurra un terremoto de cierta magnitud en base en nuestra evidencia histórica y en función de esa probabilidad se puedan simular tsunamis, “Cuando modelamos esa probabilidad a través de miles de años, complementa Catalán, podemos ver la altura de la inundación en la zona costera. Con 50 años podemos ver que la probabilidad de que ocurra una inundación superior a dos metros en la zona central es de un 80% para algunas localidades, por ejemplo”.
La segunda es una variable intra evento, que se refiere a variar la posición de los desplazamientos de un terremoto con una magnitud ya determinada. “La idea es combinar la variabilidad intra evento, con una variabilidad intervento y llegar a una variabilidad conjunta”, concluyó el profesor Catalán.
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