¿Sabías que el cajón del maipo estuvo bajo el mar hace 150 millones de años? Este y otros aspectos relativos a su geología y biodiversidad, hacen de este gran sector ubicado en la Región Metropolitana, un lugar muy relevante para la ciencia y la geología a nivel internacional. De hecho, se espera que gracias al trabajo de diferentes actores locales, junto a la Fundación de Desarrollo Sostenible del Cajón del Maipo (FUNDESCO), el cajón del maipo sea reconocido formalmente como geoparque próximamente por la UNESCO.
Para conversar sobre la importancia de los geoparques en la reducción del riesgo de desastres, el geólogo de la Universidad de Chile y miembro de FUNDESCO, Camilo Vergara, junto a Martha Lucía Calvache, directora del grupo Geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano, y el subdirector de CIGIDEN y académico de Geología UCN, Gabriel González, fueron los protagonistas del Quinto encuentro del Ciclo de conversaciones de CIGIDEN, que se llevó a cabo en una transmisión vía Zoom y a través de las redes sociales del centro científico FONDAP, el 14 de octubre.
La actividad llamada “La geoeducación de comunidades y la gestión de geoparques en la reducción del riesgo de desastres”, y donde se conectaron más de 200 personas de diferentes países de Latinoamérica, estuvo moderada por el Dr. Gabriel González, quien aprovechó la instancia para contar a los asistentes cuál es el ámbito de acción científico de CIGIDEN y enfatizar sobre la importancia de la participación de las comunidades en las estrategias de reducción del riesgo de desastres.
Mapeo multiamenazas
“Este conversatorio apunta a que el desarrollo de geoparques, que es una iniciativa en desarrollo en Chile y en muchos países, sea un instrumento no solo para la preservación del patrimonio natural, sino también para que los ciudadanos y las comunidades se puedan empoderar en torno a este tema y ayudar en el desarrollo de las políticas de reducción del riesgo de desastres”, planteó el experto.
“Desde el año pasado estamos trabajando en el mapeo de multiamenazas en un gran centro urbano de Chile: la Región Metropolitana. En este territorio se reúnen muchas de las amenazas imaginables, como incendios, inundaciones, terremotos o aluviones”, agregó el investigador, en referencia a un proyecto de la línea de investigación de CIGIDEN “Amenazas por procesos de tierra sólida”, que dirige.
De acuerdo al profesor de la UCN, este mapeo multiamenazas busca desarrollar una plataforma para que los tomadores de decisiones, puedan acceder a un instrumento de evaluación del riesgo en situaciones críticas y ante el contexto del cambio climático. “En el marco de este proyecto fue que conocimos el “Geoparque Cajón del Maipo”, ubicado en el río Maipo, el río Yeso y el río El Volcán” señaló.
Geoparques y desarrollo sostenible
Según la definición de la UNESCO, un geoparque corresponde a áreas geográficas únicas y unificadas en las que se gestionan sitios y paisajes de importancia geológica internacional, con un concepto holístico de protección, educación y desarrollo sostenible. En la actualidad existen 161 geoparques repartidos en todo el mundo y su existencia se enmarca en la agenda 2030 de los objetivos de desarrollo sostenible.
“En el Cajón del Maipo existe un patrimonio geológico de relevancia internacional compuesto por rocas –de origen marino, volcánicas y plutónicas–, volcanes activos, fuentes termales, ríos, lagunas, glaciares y yacimientos”, dijo el geólogo Camilo Vergara, quien destacó la importancia de los geoparques por “verdaderos laboratorios”, para comprender la historia, el presente e incluso predecir el futuro de la Tierra. “Este patrimonio, agrega, debe estar en línea con otros valores como la flora, fauna, el geoturismo, la conservación, la artesanía, las actividades artísticas y la ciencia. Pero necesitan gestiones de gobernanza, visibilidad y trabajo en red”.
El esfuerzo de un geoparque debe involucrar a las instituciones educativas, advierte la geóloga Martha Lucía Calvache, para que faciliten que los profesores enseñen a los niños biología, ciencia, gobernanza y las herramientas que les permitan saber dónde estamos viviendo y ser menos vulnerables a los desastres. “Cuando uno vive en un territorio de volcanes, se acostumbra a ellos, pero uno no se cuestiona mucho qué pasa si hoy hace erupción el volcán”, reflexionó en torno a las lecciones que dejó la erupción del volcán Nevado del Ruiz en Colombia hace 35 años.
La investigadora relató que aunque se sabía que en el volcán hubo erupciones en el siglo XVI y XIX y habían descripciones disponibles de lo ocurrido, para muchos habitantes que vivían en ciudades pequeñas y que se encontraban a orillas del río que nacía del volcán, una nueva erupción no significaba un peligro real. “Manizales es la ciudad aledaña al volcán y la que sin duda, se vería afectada por una nueva erupción. Además, para los habitantes de las ciudades un poco más alejadas el volcán se encontraba al otro lado de la cordillera y un lugar “nevado” no calzaba con un volcán, que se supone es algo caliente”, explicó.
Erupción del Nevado del Ruiz
Según la experta, los primeros indicios de reactivación del volcán Nevado del Ruiz fue en diciembre de 1984 y finalmente, hizo erupción en septiembre de 1985 y luego en noviembre del mismo año. “Durante un año y sin tener ningún tipo de instrumento de vigilancia volcánica en ese momento, el volcán daba algunas señales como temblores o teñir la nieve de amarillo. No había responsabilidades claras, ni autoridades o instituciones que supieran qué hacer con un volcán activo, tampoco recursos financieros o humanos”, recordó.
Es a partir de este trágico evento, que afectó principalmente a la ciudad de Armero tras la segunda erupción, que la Dra. Calvache considera clave la forma en cómo se influye en la cultura y la educación de un país para que la comunidad sea menos vulnerable a los desastres. “Con las erupciones volcánicas, vemos que terrazas y depósitos gigantes de tierra pueden llegar en cuestión de minutos a modificar todo un entorno. Esto aún no lo tenemos tan claro y por lo tanto, aprenderlo a través del geoturismo in situ en un geoparque o a través de la gestión del riesgo de desastres, es el programa que se necesita”, finalizó.
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