“El impacto del cambio climático en la evolución de los paisajes y sus peligros no es un problema sencillo. Los ríos son un caos y responden a los cambios en el paisaje –que no son solo climáticos– a diferentes ritmos en diferentes escalas temporales y espaciales. Por lo tanto, para abordar este problema, nos centramos exclusivamente en las relaciones espaciales entre el clima, la geomorfología y los registros sedimentarios de manera interdisciplinaria”.
Así describe la investigación la “Impact of climate on landscape form, sediment transfer and the sedimentary record”, Rebekah Harries de la U. de Edimburgo (Reino Unido) e investigadora de CIGIDEN, que lideró un grupo de investigadores para poder estudiar, cómo el movimiento de sedimentos a través de las regiones montañosas, específicamente la cordillera de Los Andes, influye en el registro de los sedimentos conservados aguas abajo de los cordones montañosos.
El trabajo –publicado en la revista Earth Surface Processes and Landforms en 2021 y con una reseña en el mismo año en la prestigiosa revista científica Nature– recibió el reconocimiento“Mike Kirkby Award de la Sociedad Británica de Geomorfología”, que destaca al mejor artículo científico publicado la revista de científica en el año.
Trabajo en terreno
“Creo que contar con un magnífico trabajo de campo y un excelente equipo interdisciplinar de coautores ayudó mucho a obtener este reconocimiento”, dice la investigadora británica. La experta, agrega, que ese enfoque interdisciplinario, buscó vincular las regiones montañosas con sus ríos aguas abajo, revelando observaciones apasionantes que cuestionan tanto la forma en que interpretamos los registros geológicos y como los cambios futuros del paisaje.
En efecto, realizar este trabajo los investigadores exploraron el papel de la conectividad en la modulación de la composición de los sedimentos exportados desde la cordillera frontal del centro-sur de los Andes argentinos, para luego comparar tres sistemas de captación “abanico adyacentes”, aparentemente similares, en el contexto de un gradiente de precipitación a lo largo de la cordillera.
“‘Una captación es la cuenca del río’, explica Rebekah Harries, un área de tierra donde el agua se acumula cuando llueve y que a menudo está delimitada por una topografía alta. ‘El abanico’, en tanto, es el área donde los sedimentos generados en la cuenca son depositados y que normalmente toman una forma de abanico”.
Almacenamiento de sedimentos
Los científicos descubrieron que la erosión centrada en la cordillera superior no se comunica aguas abajo a los abanicos aluviales, y que probablemente ese sedimento se está almacenando aguas arriba en valles glaciares muy profundos y anchos. Esta hipótesis se ve corroborada por la observación de que el almacenamiento de sedimentos se limita en gran medida a la cordillera superior.
De acuerdo al estudio, existen una serie de factores que evitan que los sedimentos se muevan, entre ellos, el clima. “Encontramos que donde las precipitaciones son más altas, las laderas y los ríos están bien conectados y se exporta más sedimento de estas regiones previamente afectadas por glaciares, lo que conduce a la exportación de una mayor proporción de gravas de la alta cordillera”, señala Harries. En las cuencas más secas, en cambio, hay una pobre conectividad ladera-canal y las gravas exportadas desde ellas tienen una composición litológica pobre en clastos procedentes de la cordillera superior.
La geóloga explica que tanto su trabajo en CIGIDEN en los últimos tres años y medio, como en el Instituto de Amenazas, Riesgos y Resiliencia de Durham en Reino Unido, donde pronto comenzará a investigar, ha tratado de vincular este tipo de estudios interdisciplinarios, más directamente a la investigación sobre amenazas.