¿Cómo está construida una ciudad, cuál es la forma de sus calles, su densidad poblacional y con cuántos puntos de salida cuenta en caso de tsunami? , son las principales variables que los expertos del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) evaluaron, junto a otros investigadores, en el paper “From urban form analysis to metrics for enhancing tsunami evacuation: Lessons from twelve Chilean cities”.
“Lo que quisimos fue dar cuenta del potencial de evacuación de las ciudades costeras expuestas a un tsunami en Chile y evaluar el desempeño de las diferentes morfologías o formas urbanas que caracterizan a estas ciudades”, explica la investigadora CIGIDEN y del Instituto de Estudios Urbanos UC, Magdalena Vicuña.
Según el investigador CIGIDEN, académico USM Jorge Léon y autor principal de este estudio, se identificaron tres variables preponderantes en la morfología de una ciudad que juegan un rol preponderante durante los procesos de evacuación. Estas corresponden a la distancia de la red urbana con los puntos de salida, la forma en cómo las calles alargan o acortan hacia los puntos de salida, con cuantos puntos de salida cuenta una ciudad y la cantidad de personas que deberán evacuar.
Densidad poblacional
“El Estado y los gobiernos locales, debieran garantizar que no existan derrumbes o interrupciones en puentes o calles muy estrechas que puedan bloquear y afectar los procesos de evacuación o atrasarlos. Además, a mayor cantidad de población en zonas expuestas, se incrementan los tiempos de evacuación. No solo porque más gente necesita salir, sino porque el estudio demuestra que se genera más congestión en el proceso”, sostiene el experto.
La investigación indica que un 90% de la población en Chile vive en ciudades y que nuestro tiempo de respuesta para evacuar en algunas ciudades costeras es muy corto, siendo en algunos casos inferior a 10 o 15 minutos a partir de la generación de un tsunami. “Para nosotros es fundamental entender cómo las personas tienen que evacuar a través de la ciudad y la manera en la que la ciudad está configurada, en particular, su espacio público, sistema de calles, espacios abiertos como plazas o parques y cómo está organizado de manera de permitir el acceso a las personas desde áreas expuestas a áreas seguras”, plantean los investigadores.
Para definir la muestra de análisis los expertos utilizaron los estándares de exposición del INE y del MINVU, con la finalidad de identificar a aquellas ciudades con mayor exposición o mayor población expuesta a la amenaza de tsunami a lo largo de Chile. De 120 ciudades con mayores casos de exposición, seleccionaron 12 ciudades costeras que son los casos más relevantes. “De esas doce ciudades costeras, subdividimos el territorio inundable, utilizando como referencia la carta de inundación del SHOA, en pequeñas muestras de forma urbana de 500×500 metros. Repetimos esas muestras de manera ordenada y de forma perpendicular, como longitudinal a lo largo de la costa, de manera de cubrir todo el territorio inundable”, señala Jorge Léon.
Morfología urbana
Según los investigadores, se logró obtener 571 muestras, de las que eliminaron 187 que no contaban con zonas habitables o no tenían datos censales actualizados. “Nos quedamos con 384 muestras para las que desarrollamos un sistema de clasificación en base a revisión bibliográfica en torno a la morfología urbana y donde identificamos siete patrones habituales de forma urbana. A partir de esto, creamos un sistema de clasificación que contiene cinco categorías de morfología urbana y 10 tipologías en función de la organización de calles y espacios públicos”, explica la investigadora CIGIDEN e ingeniera USM, Alejandra Gubler.
A partir del trabajo experimental, comenta Magdalena Vicuña, recomendamos que en la elaboración de los instrumentos de planificación territorial, particularmente, de los planes reguladores comunales e intercomunales, se realicen estudios para evaluar el potencial de evacuación de las tramas de calles de manera de contar con evidencia científica que respalde la toma de decisiones.
Eso quiere decir, complementa la arquitecto, “no solo en el diseño de un plan de emergencia ante la amenaza, sino también en medidas a largo plazo que consideren la distribución de altas densidades en las ciudades costeras, el ensanchamiento de las calles y aperturas de nuevas redes peatonales, mediantes declaratorias de utilidad pública, para garantizar una evacuación segura”.
Finalmente, Jorge León destaca que este trabajo se enfoca en la vulnerabilidad de las personas: “No podemos disminuir la amenaza de tsunami, ni del terremoto que lo genera, pero si podemos mejorar la resiliencia de las personas y reducir la vulnerabilidad frente a este tipo de amenazas con planes reguladores que consideren el riesgo y la educación a la comunidad. La evacuación está considerada como la respuesta más importante al momento de incrementar la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad”.