En mayo el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo CIGIDEN, llevó a cabo cuatro encuentros sobre el riesgo de desastres en los sitios de Patrimonio Mundial, transmitidos vía Zoom y a través de la Fanpage de CIGIDEN y que contaron con la participaron de cerca de doscientas personas que se conectaron desde México, España, Perú, Australia, Colombia, Reino Unido, Venezuela, Guatemala, Estados Unidos, Argentina, Italia, República Dominicana, Alemania, Paraguay, Portugal, Brasil y los Países Bajos.
“¿Es posible pensar los desastres como patrimonio? Una conversación transdisciplinaria”, fue el nombre del primer side event organizado por la línea de investigación “Cultura del desastre y gobernanza del riesgo” de CIGIDEN, el martes 18 de mayo y que a la fecha ya cuenta con más de 200 reproducciones.
“De manera experimental nos interesa dibujar una ruta que tuerza productivamente la noción de patrimonio -en tanto heritage– como una herencia afectiva que se va formando de manera progresiva, permanente e inacabada durante el curso de la vida humana en su dimensión singular y colectiva”, introdujo el antropólogo e investigador CIGIDEN y académico de Antropología UC, Marcelo González, quien estuvo a cargo de moderar la actividad.
Geografías de alto impacto
Durante esta sesión, la artista visual Paloma Villalobos, planteó que pensar el desastre como patrimonio “no sólo es interesante, sino urgente y necesario, ya que nos permitirá comprendernos como una sociedad que históricamente ha crecido en permanente temblor”.
“En geografías de alto impacto telúrico –dijo– lo habitantes hemos crecido en una naturaleza que está conectada a la amenaza, la catástrofe y la destrucción, por lo tanto, los desastres no sólo afectan lo material, económico y cultural, sino también a las personas, porque determina sus maneras de ser”.
Sandra Rozental, en tanto, antropóloga y documentalista mexicana, expuso su trabajo de campo con una pieza que fue extraída de su lugar de origen en los años 60 y que hoy se exhibe en las afueras del museo nacional de Antropología en la Ciudad de México. Se trata de una escultura que representa a la deidad de la lluvia (Tlaloc), la que llevó a la investigadora a pensar en la pérdida y despojo de este objeto como una forma de patrimonio para su comunidad originaria. “Esta pérdida es el patrimonio de la comunidad, más que la pieza misma”, concluye.
Por su parte, la psicóloga y profesora de meditación, Elisa Marzuca, quiso incluir en la conversación la noción de impermanencia e interdependencia, que se refieren a la construcción del sujeto en relación a sí mismo y al entorno, respectivamente y considerando que el entorno está en constante cambio e implica la interacción con los otros. Desde ahí, propuso que todos los cambios – como los que constituyen un desastre- generan quiebres y se hacen parte del futuro y nuestras futuras decisiones. Por último, la artista medial, Claudia González, presentó imágenes del proyecto “Hidroscopía Loa”, serie que indaga en la naturaleza del agua de los ríos intervenidos por la actividad industrial extractivista.
La costa como patrimonio
El segundo Side Event organizado por CIGIDEN estuvo orientado a contribuir al debate sobre los territorios costeros en Chile. En este sentido, la académica de Arquitectura UDP, Elizabeth Wagemann y quien ha centrado su investigación en la emergencia, reconstrucción y resiliencia después de desastres, quiso contribuir desde tres aristas al paisaje como patrimonio.
En primer lugar, Wagemann propuso el paisaje como naturaleza y como un derecho “que debería estar contemplado en la Constitución”. También se refirió al paisaje como lugar y sentido de pertenencia y donde la memoria colectiva no es siempre homogénea y también destacó el paisaje “como medio ambiente y el lugar de la acción humana donde los humedales, manglares y zonas marinas pueden ayudar al enclaustramiento de carbono y la mitigación el riesgo de desastre”, expresó.
“En CIGIDEN hemos estado tratando de recolectar datos duros del terremoto de 1960, ya que no se sabe mucho, de hecho se habla del Tsunami de Valdivia, pero afectó mil kilómetros. Nos interesaba calcular un valor muy específico, que es hasta dónde llegó la ola, pero en el camino nos encontramos con un paisaje cultural donde este desastre forma parte de la vida de las personas”, reflexionó.
La presidenta del Consejo internacional de Monumentos y sitios de la Unesco, Marcela Hurtado, explicó las tres categorías de paisaje reconocidas por este organismo internacional: El paisaje diseñado por el hombre como jardines y parques, los paisajes culturales que han evolucionado orgánicamente y se reflejan en formas construidas (arqueológicos y sitios vivos) y paisajes asociativos que tienen una poderosa asociación religiosa, artística y cultural.
Respecto a Chile, señaló que en la actualidad contamos con seis sitios inscritos, siendo la ciudad de Valparaíso un caso emblemático, que obedece a la idea de paisaje cultural amenazado por factores antrópicos y naturales. Además, mencionó el Parque Nacional Rapa Nui, localizado en un ambiente costero, las iglesias de Chiloé, que están muy cercanas a la costa y las momias chinchorro en el norte, que están en proceso de inscripción.
“Desierto, patrimonio y desastres”
El completo abandono de los sitios patrimoniales ubicados en el norte de Chile, fue el factor común en las presentaciones que se realizaron en este tercer side event, enfocadas en su mayoría en lugares ubicados en el Desierto de Atacama. “El norte de Chile es uno de los patrimonios más abusados que existen a nivel sudamericano”, aseguró el doctor en ciencias geológicas y precursor del Museo la ruinas de Huanchaca, Guillermo Chong, quien durante el encuentro mostró evidencia en torno a las las inmensas diferencias en el tratamiento del patrimonio minero en Chile y el extranjero.
En una línea similar, el doctor en restauración de la arquitectura y del patrimonio cultural, Daniel Pinto Fuentes, se refirió a la conservación y valorización de la salitrera de Chacabuco y las posibilidades de intervención para lograr su recuperación. “Chacabuco hoy está en estado de abandono y se enmarca dentro del contexto de patrimonio industrial, con un precario estado de conservación a modo de ruinas”, sostuvo.
La arquitectura prehispánica construida en barro en el desierto de Atacama, en particular los casos de Guatacondo 1 y Ramaditas, fue el tema central en la presentación de la arqueóloga de la Universidad de Chile, Constanza Pellegrino, quien al igual que los demás panelistas, comentó que estos sitios hoy se encuentran abandonados, a pesar de estar protegidos por la Ley de Monumentos Nacionales y que son algunas comunidades indígenas las que finalmente se están haciendo cargo de su mantenimiento. Por último, la doctora en arqueología, Fernanda Kalazich, se refirió al caso de desastre antrópico en Pampa Unión.
CIGIDEN, también participó del programa oficial en la sesión 13, llamada: “Reducción interdisciplinaria del riesgo de desastres: una comprensión incómoda”, que fue moderada por la académica de Comunicación U. de Chile e investigadora CIGIDEN, Karla Palma, quien explicó que no es posible abordar esa complejidad sólo desde una disciplina.
«Los estudios sobre desastres han estado tradicionalmente dominados por las ciencias naturales y los estudios de ingeniería, dejando a las ciencias sociales en una posición relativamente marginal. Hoy en día, esta situación está cambiando, y se incorpora la investigación interdisciplinaria que implica un diálogo horizontal y permite enriquecer la comprensión de los fenómenos”, explicó Karla Palma, frente a un panel de expertos de Afganistán (Arash Boostani, Aga Khan Cultural Services – Afghanistan), Italia (Sara Stefanini, University of Florence), México (Margarita Teutli, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ), y Perú (Maureen Fordham, Belen Desmaison y Pablo Vega Sara Lafosse, University College London, Pontificia Universidad Católica del Perú).
Puedes revisar todas estas actividades en la Fan Page de CIGIDEN.