¡Kay kay! ¡kay kay! gritan niños y niñas de preescolar del centro educacional Principado de Asturias, de Puente Alto, tras escuchar una narración mapuche, asociada a grandes inundaciones y tsunamis. Los escolares se preparaban para sumergirse en un recorrido de tres módulos, especialmente diseñados por dos geógrafos (Nikole Guerrero y Simón Inzunza) y una psicóloga (Javiera Castañeda) del centro científico CIGIDEN, para transferir conocimiento sobre el riesgo de tsunami de manera lúdica.
La exposición participativa denominada como el mito mapuche “Kay Kay”, llevó al aula tres módulos asociados a tsunami, a niños y niñas desde preescolar hasta sexto básico. Tal como explica Simón Inzunza, el proyecto surgió principalmente por nuestra inquietud de acercarnos a la gente y llevar nuestro trabajo científico a espacios como las salas de clases. “La principal motivación de hacer actividades como esta, es que la ciencia no se quede en el ámbito exclusivo de un paper”, plantea.
El geógrafo CIGIDEN, estuvo a cargo del primer módulo llamado “Conociendo el riesgo”, donde los escolares pudieron entender, a través del uso de dos maqueta pedagógicas, porqué los desastres no son naturales. “Para que un tsunami se transforme en desastre, comentó, median tres factores como riesgo, vulnerabilidad y finalmente la amenaza natural”.
Planificadores territoriales
A juicio de la geógrafa Nikole Guerrero, el formato del proyecto les permite ver la experiencia de la educación del riesgo desde los niños: “Es también educativa para nosotros ver de qué manera adquieren el conocimiento los escolares, cómo lo van entendiendo y ver cómo descubren cosas nuevas en torno a riesgo de desastres”.
En el módulo 2 “Evacuemos juntos”, justamente a cargo de Nikole, los niños y niñas jugaron a ser planificadores territoriales, ubicando en un mapa real, colegios, hospitales, transporte público, y otros, de acuerdo a la información que fueron recibiendo de los monitores. Ahí pudieron conocer vías de evacuación, zonas seguras, y zonas de riesgo.
“Investigaciones previas realizadas en CIGIDEN, complementa la psicóloga UNAB, Javiera Castañeda, señalan que uno de los factores que motivan a los hogares y comunidades a conocer las amenazas naturales son los niños y niñas que habitan al interior del hogar. A través de las enseñanzas recibidas en el sistema escolar, los adultos pueden acceder a mayor información sobre cómo prepararse frente a los desastres socionaturales. “Ellos son el motor que canaliza cómo llega la información a la familia”, advierte la experta.
Kit de emergencia
Javiera trabajo con lo niños el módulo 3 “Siempre listos”, donde abordaron cómo preparar y armar un Kit de emergencia en caso de amenazas naturales en el país. Hubo durante la realización de la exposición participativa, un módulo extra donde conocieron los iconos de emergencia del proyecto CIGIDEN y Diseño UC, Güemil, con la ayuda del diseñador Sebastián Saldaña.
La educadora de párvulos del colegio Principado de Asturias de Puente Alto, Nuria Rodríguez, valoró la instancia de llevar la ciencia al aula: “Es una experiencia que difícilmente los niños pueden vivir, en especial en este medio sociocultural donde estamos insertos, con un lenguaje y forma muy accesible para ellos”.